viernes, 28 de noviembre de 2014

Cartas a el nadie
Todo lo que quería era verle nuevamente, no me bastaba con nuestro encuentro magistral, trate de escribirle pero cada vez que comenzaba algo lo arrugaba y lo desechaba, no puedo ni siquiera formar una oración si se que va dirigida a el, se que con el tiempo lo olvidare, para poder seguir mi vida adelante, pero he tratado por mas de un año olvidarle, he pensado que si envío cartas a nadie en especifico, podre conseguir un mejor resultado. 
Desde hoy comenzare a escribir para nadie, tratare de enviarlas a diferentes personas, personas que tal vez no las lean, personas que no den respuestas, definitivamente quiero olvidarle, justo en el momento en que estaba escribiendo la carta que aun no tenia destino, un sonido atravesó toda la casa, al principio no lo reconocí, pero en un instante se me vino una imagen a la mente, era el correo, realmente me alarme, ya que no esperaba ninguna noticia, ni carta, ni revistas, me dio un poco de miedo, incluso llegue a pensar que solo lo estaba imaginando, me quede paralizada con la pluma en mi mano a punto de llegar al papel, realmente no quería ver que me esperaba en la puerta, me puse de pie y camine hacia ella, como lo sospechaba era una carta un poco dañada y vieja, la tome del suelo ya que mi rejilla para el correo no tiene buzón.
Cuando la ojeo, me doy cuenta que no tiene nombre, no dice de donde vino, solo dice que es para mi, eso me pareció aun mas extraño, ya que yo iba a hacer exactamente lo mismo, ¿alguien estaba espiándome?, ¿Por que alguien me enviaría una carta?, ¿Sera posible que.... 
La tome como si alguien quisiera quitarle el juguete favorito a un niño, me dirigía a la mesita donde iba a escribir, y fue como un rayo, la imagen de una sonrisa cruzo mi mente, era algo borrosa pero sabia de quien se trataba, era un recuerdo de el, pasaron unos segundos antes de que me pudiera sentar, cuando lo hice, finalmente comencé a escribir en el papel blanco, pero no pude resistir la presión, quería saber que estaba dentro de la carta, pero también quería escribir, arrugue con fuerza el papel y lo arroje con mucha ira, porque no podía escribir con claridad, mi curiosidad dio fin a mi paciencia, tome la carta, la mire con temor, fui abriéndola con cuidado de que no fuera a romperse, finalmente la abrí, la letra me parecía conocida, pero no pude identificar a quien pertenecían.






Es mejor hablar que callar 
Ambos estábamos parados frente a la puerta,  el aire se hacía cada vez más denso; entre nosotros lo que había era un vacío enorme, como si estuviéramos a miles de kilómetro aunque solo estuviéramos a un paso, ya casi eran las 12:00 am, el momento perfecto para despedirse, el mordió su labio inferior suavemente, no lo hubiera notado si no fuera porque él estaba bajo la luz de la luna, yo aparte la mirada para no decir nada referente a nuestro día,  ya que de todas formas él se iría y no volvería en un largo tiempo, fue entonces cuando masculle:
-Te extrañe-.
-Yo también te extrañe-. Respondió el, mientras se le dibujaba una sonrisa apenada y discreta.
-Realmente te extrañe mucho, lo digo en serio-. Le dije, con un tono regañón pero a la vez tierno, ya que el suele bromear cuando me pongo sentimental.
-¡Es la verdad!-. Exclamo él. Hizo una breve pausa y continuo.- También te he extrañado un montón-. Esta vez con un tono serio en su voz.

El vacío infinito que se sentían antes entre nosotros, se había esfumado, en ese momento comprendí, que es mejor decir las cosas en vez de callar.